Miguel Angel Lara, quien residía en la calle Eugenio María de Hostos a la parte Norte de Guazupan, estaba divirtiéndose en las patronales de Paya para encontrar la muerte a su regreso en la comunidad Escondido.
Se trataba de un joven trabajador y alegre que gozaba del aprecio de los seres que les rodeaban.
Su muerte ha consternado a compañeros de labores en la Maravillita, amigos, familiares y relacionados.
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